Por Adeel Hassan, gerente de producto de Watson-Marlow Fluid Technology Solutions.
Las empresas del sector industrial —desde proveedores de tratamientos de aguas residuales hasta plantas metalúrgicas, mineras o de pasta y papel— enfrentan un entorno operativo sumamente retador en 2022 y más allá. En todo el mundo, las autoridades están endureciendo las normas ambientales que rigen el uso y la eliminación de productos químicos en el proceso y el tratamiento de aguas residuales. El consumo de energía también está en el centro de atención, ya que las empresas procuran cumplir los objetivos de sostenibilidad y, a la vez, afrontar una grave crisis energética.
En un contexto de creciente incertidumbre económica, el control de los costes resulta un aspecto clave. Hoy más que nunca, el ahorro de energía y productos químicos puede ayudar a marcar la diferencia cuando se trata de mantener la competitividad en un mercado global. Pero al tomar en cuenta la presión por modernizar y aumentar la capacidad, es difícil para los operadores decidir dónde centrarse para cumplir las obligaciones y lograr las eficiencias necesarias.
Explorar el impacto de los desafíos que se avecinan es crucial para comprender la importante función que puede desempeñar la dosificación precisa de productos químicos a la hora de optimizar e impulsar eficiencias en el uso tanto de energía como de costosos químicos para el tratamiento.
¿De qué manera la precisión y la fiabilidad ayudan a las empresas pertenecientes al sector industrial a mantener su ventaja competitiva en respuesta a unas condiciones de mercado tan exigentes?
Un primer plano del uso de productos químicos
Mientras que las plantas de tratamiento de aguas residuales, tanto del sector municipal como del industrial, proyectan la actualización de sus equipos para satisfacer unas demandas crecientes, también está previsto que en los próximos meses se modifique la Directiva del Consejo Europeo 91/271/CEE sobre el tratamiento de aguas residuales urbanas. Se espera que la directiva modificada imponga límites más estrictos a las descargas, lo que aumentará la necesidad de tratamiento que deben aplicar las plantas industriales y municipales.
Más allá de los reglamentos, todos somos plenamente conscientes del impacto del cambio climático. La sociedad debe reducir sus residuos en todas sus formas, y es responsabilidad de operadores y proveedores, como Watson-Marlow, prevenir el desperdicio de productos químicos.
Una planta metalúrgica y minera o de pasta y papel tiene una capacidad cercana a los 500 m³/h y consume alrededor del 0,5 % de los productos químicos en la forma de floculantes y coagulantes. En el sector municipal, la capacidad promedio es 5000 m³/h o más, todavía. En estas instalaciones se emplean miles de litros de productos químicos al día. Una dosificación imprecisa puede costar al operador decenas de miles de euros en desperdicio y multas, sin mencionar el daño irreparable al ambiente y a su reputación.
Por tanto, la precisión y la repetibilidad de las bombas dosificadoras de productos químicos resulta crucial. Un hecho desafortunado es que la precisión de las bombas dosificadoras sigue sin reglamentarse, aunque los reglamentos venideros de la UE deberían estar acompañados por un fuerte impulso de la industria tendiente a cambiar esta situación, quizás en consonancia con las Directivas europeas sobre equipos de medición.
Las pruebas a largo plazo efectuadas en un centro de investigación europeo de vanguardia muestran que una bomba peristáltica como las de la gama Qdos de Watson-Marlow es confiable para ofrecer una precisión del 1 % con una repetibilidad excepcional del 0,5 % en la dosificación. Resultados como estos demuestran que seleccionar la bomba adecuada puede marcar una inmensa diferencia cuando de ahorrar productos químicos se trata.
