El día 13 de agosto falleció José Antonio Tardío, un muy querido y admirado amigo, después de una larga enfermedad llevada con una ejemplar entereza y serenidad. Como ingeniero metalúrgico fue una persona enamorada de su profesión y de la metalografía en general; pero sobretodo gran apasionado de los tratamientos térmicos.
Nos conocimos a principios de los años 70 del siglo pasado en Monopole, fábrica dedicada a la producción de válvulas para motores de explosión de la industria automovilística. José Antonio como jefe de laboratorio metalúrgico de Monopole y yo como delegado en Cataluña de S.A. Echevarría suministradora de los aceros para válvulas (explosión y escape): teníamos largas discusiones, siempre amigables y con solución del problema, sobre los entonces incipientes y novedosos aceros con los que se empezaban a fabricar las válvulas de explosión (aceros inoxidables martensíticos y austeníticos de composición especial).
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