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Los aficionados al motor de Estados Unidos tuvieron una cita inolvidable en mayo de 2013, cuando las carreras australianas de V8 Supercar® desembarcaron por primera vez en el país, en el Circuit of the Americas (COTA) de Texas. Aunque no son tan conocidos como la Fórmula NASCAR® o el IndyCar®, los V8 Supercars tienen una base de fans apasionados cada vez más numerosa.

El circuito COTA, situado justo a las afueras de Austin, se construyó a finales de 2012 para albergar carreras de Fórmula 1 y de motos, pero también es un recinto ideal para los V8 Supercars. Es un circuito de 5,5 km y 20 curvas, que gira en sentido opuesto a las agujas del reloj y ofrece rectas a 320 km/h, curvas cerradas a 60 km/h, una curva ciega a 150 km/h y varios cambios de altitud (de hasta 40 m).

La prueba de V8 Supercars celebrada en Texas, llamada “Austin 400”, consistió en una serie de cuatro carreras vertiginosas con más de veinte coches ligeros y atronadores equipados con más de 450 kW de potencia y unos pilotos dispuestos a todo por alcanzar la mejor posición.

Triple Eight Race Engineering es una de las empresas más destacadas del sector de la fórmula V8 Supercars, con cuatro campeonatos de equipos y cuatro campeonatos de pilotos en su haber, incluidos los de la pasada temporada. Su equipo, el Red Bull Racing Australia, es uno de los dominadores de uno de los deportes más populares de Australia.

Sin embargo, los orígenes de Triple Eight se remontan al Reino Unido, donde Roland Dane fundó la empresa a mediados de los años noventa y compitió con gran éxito en el campeonato de turismos británico. En 2003, Dane dirigió la expansión del equipo hacia un reto mayor: las carreras V8 Supercars de Australia. “Todavía corremos en el Reino Unido”, dice Dane, “donde nos va muy bien. Pero buscaba algo más emocionante que los turismos, y lo encontré en los V8 Supercars”.

Las carreras de V8 Supercars ponen a prueba tanto los coches como a las personas. Dane sabe que la victoria es una lucha por la superioridad: el mejor piloto, el mejor equipo y el mejor coche.

“Fabricamos la mayor parte del coche nosotros mismos”, cuenta Dane, “excepto algunos componentes de control, como las ruedas y los neumáticos, el transeje y la pila de combustible. General Motors nos suministra el bloque del motor y las culatas, y tenemos a otros proveedores para componentes como los cigüeñales y los pistones. Pero la bomba de aceite, la bomba de agua, el sistema de refrigerante, los balancines, los soportes, las tapas y toda esta clase de piezas las hacemos nosotros. Por supuesto, también fabricamos el chasis, la suspensión, la dirección y todo lo demás que necesita el coche. Para todo esto, las máquinas de Haas Automation son fundamentales. Además, producimos todo tipo de componentes –desde piezas del chasis hasta cremalleras de dirección– para coches de otros equipos. De hecho, todos los coches que hay en la línea de salida llevan alguna pieza nuestra. ¡Todos tienen algo fabricado por nosotros!”

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A pesar de que los V8 Supercars están basados en turismos, el parecido entre ellos es muy lejano. Como ocurre con el Chevrolet n.º 14 del equipo Stewart-Haas, que pilota Tony Stewart, un V8 Supercar solo se parece en apariencia a un coche normal: bajo la superficie, todo es diferente. Por poner un ejemplo, ningún coche de concesionario lleva la cantidad de piezas hechas medida que tiene un Supercar.

Casi todos los componentes de los coches de Triple Eight –desde la caja de pedales hasta la suspensión, pasando por las piezas de la dirección– salen de alguna de las máquinas CNC Haas que el equipo tiene en su sede y taller cerca de Brisbane. En 2013, tuvieron que modificar las piezas considerablemente debido a la entrada en vigor de nuevas normas y reglamentos.

Las nuevas especificaciones –bautizadas como “Car of the Future (COTF)”– de los V8 Supercars representan un punto de inflexión para este deporte. Además de la llegada de equipos nuevos a la competición –Mercedes y Nissan se unen a Holden (General Motors) y Ford, mientras que Volvo se suma al campeonato en 2014–, los coches experimentarán modificaciones sustanciales: nueva ubicación de la pila de combustible, suspensión trasera independiente, un nuevo transeje trasero, cambio de la posición del motor, nuevo arco de seguridad, ruedas de mayor tamaño, neumáticos diferentes, entre muchas otras novedades. La nueva ubicación de varios componentes, la distribución diferente del peso y los cambios en las características de manejo que exigen las especificaciones COTF han obligado a los equipos a rediseñar los soportes y las piezas de montaje, a volver a concebir componentes fundamentales y a desarrollar piezas inéditas. ¡Es casi un deporte nuevo! Pero Triple Eight lleva tiempo preparándose.

“Hemos llevado a cabo un programa de desarrollo paralelo a las especificaciones COTF durante dos años, mientras seguíamos con el trabajo habitual de las carreras”, dice John Russell, director de ingeniería y producción de Triple Eight. “Como también somos proveedores, hemos producido muchas piezas para coches de otros equipos de la competición, además de dos chasis sueltos. Así que, para ser solo cuarenta y tres personas en la plantilla, ha sido un trabajo de ingeniería bastante importante.”

Para construir un coche de carreras ganador, todas y cada una de las piezas deben contar con la mejor ingeniería, diseño y fabricación, aparte de ser de materiales de calidad. También es necesario que las máquinas herramienta empleadas sean precisas, fiables y versátiles.

“Triple Eight depende de sus máquinas herramienta CNC”, subraya Russell. “Necesitamos fiabilidad y precisión. Tienen que ser capaces de producir a todas horas, y eso es mucho tiempo de actividad. Tenemos cinco máquinas Haas. Cuando entré en la empresa, no estaba familiarizado con ellas. Pero tengo que decir que ahora estoy enormemente impresionado por la marca. Los equipos son fantásticos, muy fiables. Somos un taller pequeño, pero tenemos dos turnos. El tiempo de actividad es muy alto, y la precisión y la calidad de las piezas que producimos son excelentes. Además, la tienda de la fábrica Haas [HFO Australia, perteneciente a Alfex CNC] siempre está disponible para ayudarnos; el servicio y la atención son excepcionales. Estoy muy contento con Haas.”

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La tarea de producir las nuevas piezas diseñadas según las especificaciones COTF es responsabilidad de Craig Johnstone, director del taller. “Tenemos dos coches principales y un coche de desarrollo”, señala. “También construimos cuatro coches para otros dos equipos, así que producimos alrededor de diez chasis a principios de año. Fabricar estos coches lleva mucho trabajo, y las piezas que hacemos deben ser de la máxima calidad.”

“Tenemos una Haas TM-2, una VF-3 con cuarto eje de 210 mm, una VF-5 con una mesa rotativa basculante de 210 mm para mecanizar con cinco ejes, una SL-20 y una SL-30” añade Johnstone. “Usamos los ejes adicionales para muchas piezas. Hacemos las láminas de los arcos de seguridad y los husillos en la VF-3 con cuatro ejes, mientras que los montantes traseros y los alojamientos de las cremalleras de dirección los producimos en la VF-5 con mesa rotativa basculante. Muchas de las piezas que fabricamos, como los componentes de la dirección y algunas partes de la suspensión, son bastante complejas, así que la mesa rotativa para los cinco ejes es ideal, ya que podemos mecanizar cinco lados con un mismo amarre. Producimos una gran cantidad de piezas, así que los ejes adicionales nos ahorran mucho tiempo en número de operaciones y utillajes.”

“Usamos las fresadoras Haas para muchas cosas”, continúa Johnstone, “desde modificar el bloque del motor hasta producir los alojamientos de las cremalleras de dirección y los montantes. Ahora usamos la nueva tecnología iMachining® [de SolidCAM®] para el desbaste: un mecanizado de profundidad completa y de contacto total con las estrías. Es fantástica. Es mucho más rápida y las herramientas duran más, aparte de que facilita las tareas en las máquinas.”

“También utilizamos las fresadoras para mecanizar piezas con paredes finas y cajeras profundas”, prosigue. “Son básicamente como las aletas de un disipador térmico. Hacemos las paredes directamente con las dimensiones finales mientras vamos mecanizando para evitar las vibraciones al trabajar con paredes finas y herramientas largas. También torneamos muchas piezas previamente en los tornos y después las terminamos en las fresadoras. Dependemos mucho de la precisión de las máquinas para conseguir un buen acabado, evidentemente, y obtenemos muy buenos resultados.”

“Usamos los tornos para la mayoría de las piezas rotativas, como las tapas de freno de disco y los husillos”, señala Johnstone. “Nuestros husillos son resistentes: les damos un tratamiento térmico, los torneamos en duro y luego les volvamos a aplicar calor. No trabajamos mucho con titanio, pero sí con acero 4140 y 4126, y aluminio serie 7. Las máquinas Haas van muy bien con estos materiales, estamos impresionados. Su precio es razonable, son robustas y fiables, admiten tolerancias bajas y funcionan bien en general. Me gusta sobre todo que sean tan fáciles de usar y que el control sea muy intuitivo. Son productos magníficos, a un precio muy competitivo y con un servicio fantástico.”

“La relación con los clientes es mucho más que una mera transacción”, dice George Buhagiar, director general de la tienda HFO Australia, perteneciente a Alfex CNC. “Trabajamos con Triple Eight desde 2005 y nos esforzamos porque sus máquinas Haas funcionen siempre a pleno rendimiento. Disponemos de todas las herramientas necesarias para encargarnos del mantenimiento y la reparación de la gama completa de máquinas Haas, y nuestro objetivo es prestar el mejor servicio posible.”

“Triple Eight lleva casi diez años usando máquinas Haas”, apunta Roland Dane. “Haas atiende nuestras necesidades, tanto por las máquinas como por el servicio. Las dos cosas son importantes. La combinación de estos dos factores es lo que hace que sigamos con Haas.” Y, por lo que parece, es también lo que ayuda a Triple Eight a seguir ganando campeonatos.

Después de un par de carreras sorprendentemente decepcionantes a principios de temporada, Triple Eight se tomó la revancha en Texas ganando tres de las cuatro carreras. Además, sus pilotos fueron primero y segundo en las dos primeras pruebas. La racha de triunfos del equipo se prolongó durante el resto de la temporada y en la última carrera, celebrada en Sydney en diciembre, Jamie Whincup, del equipo Red Bull Racing llevó su coche Triple Eight a la victoria, seguido de su compañero de equipo Craig Lowndes, lo que le valió su quinto campeonato y lo convirtió en uno de los pilotos de Supercars más laureados de la historia.